De acuerdo a un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), los cambios en el uso del transporte a raíz de la pandemia de COVID-19 y los planes nacionales de recuperación son una oportunidad para que los gobiernos y empresas de América Latina y el Caribe aceleren la transición hacia la movilidad eléctrica.

El reporte “Movilidad Eléctrica: Avances en América Latina y el Caribe – 4ta edición” es la revisión anual del PNUMA al estado de este sector que, de acuerdo con los autores, va ganando fuerza en la medida en la que los usuarios optan por medios de transporte más limpios, y los gobiernos aumentan la ambición de sus compromisos climáticos y delinean sus políticas para cumplir los objetivos del Acuerdo de París.

Gustavo Máñez, coordinador regional de Cambio Climático del PNUMA en América Latina y el Caribe, dijo:

“2020 fue un año disruptivo para el transporte en la región. Si los países y las empresas saben aprovechar el contexto, las transformaciones que vemos hoy pueden abrir el camino a una movilidad totalmente sostenible con una matriz energética limpia”.

 

Según el informe, 27 de los 33 países de América Latina y el Caribe han priorizado el transporte como un elemento central para alcanzar sus metas de reducción de emisiones suscritas en el Acuerdo de París de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Sin embargo, a la fecha, los países de la región no cuentan con metas de corto y mediano plazo para poner fin a la venta de vehículos de combustión.

 

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En 2020, crecieron los esfuerzos nacionales para formular estrategias de movilidad eléctrica. Argentina, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Paraguay están en proceso de desarrollo de sus planes. Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá y República Dominicana ya han publicado políticas nacionales en años previos.

El transporte público urbano sigue siendo prioritario en los planes de movilidad de la región, que tiene el mayor uso de buses per cápita y es una de las más urbanizadas del mundo — 80% de sus habitantes vive en ciudades. Sin embargo, las restricciones a la movilidad impuestas por la pandemia de la COVID-19 transformaron el uso de algunos de los sistemas de transporte público debido a la reducción en el número de pasajeros, mientras se impulsaba en paralelo la movilidad activa y la micro movilidad eléctrica.

Las ciudades que destacan en América Latina por su mayor avance en materia de electrificación de autobuses del transporte público en 2020 fueron Bogotá (Colombia), con la adquisición de 406 unidades, y Ciudad de México (México), que sumó 193 trolebuses. En el Caribe, Barbados, con una población de cerca de 300.000 habitantes, puso en circulación 33 buses en su capital, Bridgetown.

De acuerdo con el informe, si continúan las tendencias actuales, a partir de 2025 se estarán desplegando anualmente más de 5.000 autobuses eléctricos en las ciudades latinoamericanas.

El reporte destaca que los países de la región han innovado en el desarrollo de modelos de negocio que permiten sortear los elevados costes iniciales de la electrificación y reducir los riesgos financieros asociados. Sin embargo, estos no son fácilmente replicables y es necesario integrar soluciones que disminuyan el riesgo financiero para permitir la masificación de las flotas eléctricas.

Los autores consideran que, ante la situación fiscal restrictiva de los países de la región, es crucial que los gastos e inversión en transporte se orienten hacia soluciones más limpias a largo plazo como parte de los planes de recuperación económica pos-COVID-19, y se replanteen los subsidios a los combustibles fósiles.

El informe de este año ofrece un análisis cualitativo con base en estudios de casos sobre tendencias en movilidad eléctrica durante 2020. El reporte fue elaborado con información recabada por el equipo de la plataforma MOVE en 14 países de la región.

 

Fuente: ONU